"Se sentaba horas en las bancas abandonadas por el otoño, se sentaba horas a mirar como su vida le había pasado sin aviso alguno; le gustaba situarse en su adolescencia, tan perdida y huérfana, solía repetir que nunca pensó caer, no de esa manera, tan típica y cobarde, tan típica e incomprensible; ánimo fluctuante, le hacía avanzar un paso, le hacía retroceder dos, más que eso incluso. - Ni si quiera antes lo había hecho - de hecho, sí, pero fue solo coincidencia, solo casualidad - en cambio - aquella vez, tan fría y premeditada, no era capaz de reconocer las formas, de encontrarle razón al dolor, al físico por los cortes, y al más fuerte de todos, el dolor de adentro, engañar a quien le rodeara, taparse y sentir una profunda vergüenza por "no deber". Qué importaría si quedaba marcado, más quedaba el alma, la memoria; el brazo rojo y rayas en todas direcciones, ¿qué veía?, esa era su vida, un acto desquiciado a oscuras, un acto de locura camuflado. Nadie lo imaginaría, era tan firme; pero nadie le conocía. Devastada, repetía -soy la ciudad después de atacada- atacada y vencida."
lunes, mayo 03, 2010
Estracto.-
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