viernes, septiembre 24, 2010

Humedad.

Adivino cada uno de sus movimientos, tapo mi cara con la sábana. Todo el día, todos los día sola, y no me gustan las tardes, cuando los siento. He llevado esta herida muchos días, muchos años, pero ya no puedo hacerlo más, la siento más profunda y duele. Agotada, quiero estar lejos, estar a esa distancia que signifique no escucharlos, no verlos; y aunque los necesito, más que antes, no es suficiente, me hacen daño, al punto en que ya no puedo con esto, con ustedes. Anhelo ruido para olvidarme, risas quizás, palabras, incluso un abrazo; pero estoy tan dejada, y demasiado triste, como para que esto sea entendible, incluso evidente.


Y si el día aparece, no verás el color
de mi corazón fuerte, apagando el dolor.
¿Qué es esta humedad que siento?
Un viento que arrasa adentro.

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